La figura de la mentora en la disciplina de diseño de experiencia es relevante en todos los niveles de madurez profesional. Incluso resulta de mayor valor para las diseñadoras más experimentadas.
Conseguir una buena mentora durante nuestros primeros pasos en la disciplina de diseño de experiencia resulta esencial para crecer. En esa etapa inicial tiene función de Sherpa: nos sirve de guía y en algunos casos hasta nos muestra la puerta de alguna oportunidad. Más adelante se transforma en un gran apoyo para rebotar ideas e incluso para ventilar la carga emocional de nuestra profesión (sin sustituir a tu profesional de salud mental).
El diseño de experiencia nos exige atención al detalle, prever múltiples escenarios, sintetizar información y preservar nuestra disciplina en la organización. Todo esto mientras tratamos de entender profundamente a la gente para ser su voz y proponer soluciones que mejoren su situación. Una mentora es entonces ese faro que, además de tener experiencia profesional extra para identificar un ángulo diferente, tambien puede entender por lo que estás pasando.
La definición de «mentor» no incluye una edad. Esto es importante porque a veces pensamos que el hecho de haberle dado una cantidad de vueltas al sol, tener algunos logros y hasta ser mentora de otras personas, nos descalifica del privilegio de ese apoyo. Recuerda, lo más importante es la X. Hay personas con menos tiempo en la profesión, que tienen gran experiencia en ciertas áreas. Han vivido otras cosas, tienen casos de éxito y pueden compartir otros puntos de vista enriquecedores.
A veces esto es un asunto cultural: se supone que ya en cierto nivel debes hacer las cosas tu solita. Pero, si somos defensoras de la inclusión multidisciplinaria, design thinking, user centered design y la empatía, no podemos justificar ese constructo social. Dejemos a un lado el ego y busquemos el apoyo de esa mentora.
Para la diseñadora de experiencia, tener acceso a una mentora es un derecho y un deber. Todas nos merecemos una buena, pero también, si somos llamadas, debemos estar dispuestas a ser las mejores.